sábado, 21 de marzo de 2009

SUPERHÉROES... Ardiendo

Hace como 3 o 4 semanas recibí una llamada anónima. Oí la voz de un hombre, me quería citar porque tenía algo que enseñarme y estaba muy asustado, no sabía qué hacer. A menudo suelo recibir llamadas de personas anónimas que se quieren hacer notar. Conocen mi reputación de fotógrafo de personajes extraordinarios y quieren atención, así que me citan y hacen las chorradas más ridículas para que les saque una foto, es bastante penoso. Cosas como pintarse heridas (o hacerselas, que es más estúpido) diciendo que les salen estigmas, o trucos de magia que tengo más que sabidos, haciéndose pasar por mentalistas y cosas por el estilo.
Pero en este caso fue distinto. El hombre no quería que le hiciese fotos. Ni siquiera quería que llevase mi cámara. Sólo me estaba pidiendo ayuda.

Al final de la travesía de Vigo, en los edificios de de la Fenosa, estaba su casa. Quedamos sobre las 9, más o menos.

Ya era de noche. Nunca había estado dentro de ese edificio aunque lo conozco de toda la vida. Aunque no da miedo (tampoco me asusto fácilmente) no es lo que se dice "acogedor".

Llegué a su puerta, en el último piso, al fondo de todo, en la esquina, y llamé. Me abrió un hombre de unos cuarenta años, tenía pinta saludable pero parecía hecho polvo, estaba en calzoncillos y sudaba como un cerdo (estamos en noviembre y en Galicia). La primera impresión que tuve fue que ese hombre estaba desesperado. Me registró para ver que no llevaba cámara pero sólo se quedó con la que llevaba de señuelo.

Me contó que hacía cosa de un mes había caído un rayo en la central de transformadores y el edificio (vive al lado de la propia Fenosa) había fundido toda la luz de su casa. Pensaba que algo le había alcanzado. No sabía muy bien de qué forma porque no se encontraba mal, más bien todo lo contrario.

Pasaron unos días, me contaba, y entonces apagó la luz. Yo me inquieté porque ahí no se veía nada, había bajado todas las persianas. Empezó a hacer calor y noté que provenía de él. Sé que no es una expresión apropiada pero me quedé helado cuando vi que su cuerpo se empezaba a convertir en fuego. No sabía qué hacer y le dije no sabía como ayudarlo, que yo sólo era un fotógrafo. Entonces me echó de su casa frustrado, llorando vapor, pero yo había conseguido mi foto.


Una semana después de nuestro encuentro leí en el periódico que la noche anterior se habían producido incendios en varias centrales eléctricas de toda Galicia. Eran todas de Fenosa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Emiliano, no me gusta hacerte la pelota porque luego te lo crees......Pero aparte del mejor fotógrafo vivo eres un GRAN ESCRITOR.

emilio cendón dijo...

GRACIAS hjhajhjhajhjhahaahja!!!
Ya lo sabía jahajhajhaj.
Qué va! pero gracias chula.
(Bien, con ella ya son 18 fans... jahajhajh)