Superhéroes... Controlando la luz del Sol (IX)

Hoy, a las 5.30 de la mañana salí hacia Bilbao. Cuando me subí al coche era de noche pero en menos de dos horas ya asomaba el sol. Alucinante, entre las pocas nubes que hay, iluminando el campo, pegándome en los ojos… ¡Qué bueno! Me he pasado todo el rato cantando (“Pulsar botón derecho”, “Abrir ventana nueva”) y bailando en el asiento. 

 Cuando llegas al desvío hacia Lugo, dejas la autopista y empieza la carretera general. Hay que bajar la velocidad pero, con el día que hace y con la música a tope, la verdad, mejor así. Lugo es todo monte y cuanto más dentro estás, más niebla hay. Parece que has cambiado de estación y ya no es verano. 

Curvas, cambios de rasante y más curvas, más niebla, monte, … Por fin llego a una recta. Al fondo veo un coche estrellado contra un árbol. Es un coche de la policía local (aunque no sé qué local porque esto es ninguna parte). 

Tiene la puerta abierta y hay alguien intentando salir. Reduzco hasta pararme en el arcén. Veo que el tipo no lleva uniforme y está todo manchado de sangre. Respiro hondo y me quedo quieto un segundo en el coche. 

Una voz de mujer habla dentro de mi cabeza. Conozco esa voz: 

- Hola. Cuánto tiempo que no sabías de mi-, silencio... -Soy tu Sol-. 

Y he pensado, “qué?????” He empezado a hablar solo haciendo gestos con las manos, con las cejas, con todo. 

- A ver Emiliño, llevas más de dos horas conduciendo… te encuentras un coche de policía (¡) estrellado (miro fuera para comprobar que el coche sigue ahí y ahí está, no vaya a ser) y ahora ¡esto! Y la voz ha continuado hablándome: 

- ¿¿Sigues ahí? Respondo con un grito y haciendo chiribitas con los ojos: 

- Síiiiiiii, sigo aquíiiii! - Ayuda!! - desde fuera del coche. 

- ¿Qué es esto? ¿Un broma? ¿Por qué ahora tienes esa voz? Digo mirando a ninguna parte. 

- Socorro, ¡¡por favor!!. No pasa ningún coche. 

 - Estoy aquí en medio de la nada y empiezo a oír tu voz… y este tío… Decido callar y escuchar. 

- Espera- me dice. – Tú sigue ahí, todo está yendo muy bien. Ya casi todo encaja y estarás preparado para la misión que te encomendé en tu casa. Aún no sabes cuál es, pero pronto te lo contaré. 

 Miro al frente. Vuelvo a respirar hondo. Miro el coche de policía. Cierro los ojos y sonrío. He metido primera, he pisado a fondo y las ruedas han resbalado en la gravilla. A lo lejos se oía: 

- Eeeh! Socorro! Soco…!.

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