martes, 29 de enero de 2008

SUPERHÉROES... En el teatro (I)

Estas últimas semanas he tenido la sensación de que me perseguían. Notaba ojos mirándome en la calle, incluso cuando estaba en casa.
No he querido contarlo antes porque todos habrían pensado que me había puesto paranoico pero, dedicándome a lo que me dedico, cualquier cosa es posible.
Lo cuento ahora porque anoche bajé a comprar tabaco, a eso de las 9. Tenía otra vez la sensación de ojos mirándome. Empecé a ponerme nervioso, caminaba hacia el bar de abajo mirando a todos lados, dentro de los coches, a la gente que pasaba,... incluso me esforzaba en escuchar las conversaciones de la gente que me cruzaba. Nada. Todo normal.
Compro tabaco, salgo a la calle y voy abriendo el paquete de camino a casa. Llego al portal con un cigarro en la boca, saco las llaves y una mano se posa en mi hombro. Me giro y un rumano me ofrece La Farola, - no, gracias, hasta luego -.
Dice él algo parecido a: Emilio, esté atento, tengo (o tenemos) algo para usted.
Cuando me pasa eso siempre me quedo congelado. No me he dado cuenta de que había dicho mi nombre hasta que estaba subiendo en el ascensor. Y ya no me he esforzado en volver a bajar.
Ya les contaré lo que vaya sucediendo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Emiliano, no cuente más de lo que deba contar.

la granota dijo...

¿Y hoy no hay bicho?

emilio cendón dijo...

Tranquila, anónima. Sabré dirigirlo.
Granota, hoy no hay bicho.